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“La colección secuestrada en agosto de 2018 del departamento de la dos veces presidenta Cristina Fernández de Kirchner está conformada por 33 obras. Desconocemos si alguien la pensó como tal (como colección) previo a este secuestro judicial. A través del listado que publican distintos medios accedemos a los títulos de algunas de estas obras, a los nombres de sus autores (no de todos), llegamos a saber si son pinturas o esculturas (los dos géneros presentes), o si tienen marco (dorado, plateado, de madera), firma visible, base. Respecto de algunas pinturas podemos enterarnos si son óleos, acrílicos, “técnica mixta sobre tela” o directamente un “cuadro de gran dimensión”, un “cuadro con fondo negro y pinceladas doradas”, un “cuadro con una imagen de la Señora Fernández”. Lo que leemos no es una ficha técnica, es el listado de un acta judicial realizada con el objetivo de tasar posteriormente las obras que allí se registran. Sin embargo, adelantándose a la tasación oficial, los medios publican que esta colección alcanzaría el valor de 4 millones de dólares. Aunque enseguida la crítica de arte Victoria Verlichak, entre varios expertos más que no dan sus nombres, refuta lapidariamente esa afirmación: “La enumeración de las obras -dice- revela un gusto ecléctico y un desinterés o escasa aproximación a las artes visuales de parte de su propietaria. Es imposible que alcance esa cifra”.
No queda del todo claro qué sería preferible: que Cristina sea chorra, o que tenga mal gusto. Esas dos calificaciones en este caso se contrapondrían, dando por resultado una antítesis, para fastidio de quien quisiera poder afirmar ambas cosas a la vez”.
del epílogo de Emilia Casiva
144 páginas; 14 x 11 cm.
ISBN 978-987-48163-9-9
500 ejemplares